Es la posibilidad de cumplir un sueño lo que hace la vida apasionante
Hace unos días vi con mi hijo la película Shakespeare in Love. Estaba estudiando Shakesperare en la asignatura de literatura inglesa y al comentármelo le hablé de la película. Le gustó tanto la idea que decidimos verla juntos y días más tarde acabó viéndola de nuevo en clase con la profesora y sus compañeros. Me encanta la historia que hay detrás de este escritor, además de sus obras, Y supongo que esto hizo que visitar Stratford-Upon-Avon fuera aún más interesante. Situado en el condado de Warwickshire al sur de Birmingham, Inglaterra y es conocido, sobre todo y por todos, por ser el lugar donde nació y creció William Shakespeare.
La verdad es que es un lugar por el que el tiempo parece detenerse y en los veinte años que han pasado desde la primera vez que estuve, he de reconocer que muy pocas cosas han cambiado, lo cual dice mucho de un lugar que presume de mantener el encanto y la magia que rodea a este fabuloso escritor. De entre los parajes más bucólicos de esta ciudad con más de 800 años de historia, un paseo a lo largo de la orilla del río Avon que recorre su extensión se lleva la palma.
Lo ideal es comenzar el paseo al final de Bridge Street (una de las calles principales) en el pub The Encore, en el que los marineros recalaban nada más atracar en la época en la que el comercio en el río era la actividad más importante de la ciudad y hacía de Stratford uno de los puertos de interior más importantes del país. Aunque el edificio es el original ha sido totalmente reformado en su interior y la comida y el ambiente son bastante más refinados que en sus inicios en los que los marineros poblaban sus mesas.
Un poco más adelante nos encontramos con los románticos jardines de Bancroft. Esta parte de la orilla resultaba frecuentemente inundada en el siglo XVIII con las subidas del nivel del río, y es precisamente por esas inundaciones por lo que nunca se desarrolló urbanísticamente. Esta explanada de terreno cubierta ahora de césped, árboles y flores, era en su origen un lugar de pasto para las ovejas que esperaban a ser embarcadas en los barcos a la orilla del río, cuando no estaban cubiertas de barro.
Hoy resulta un paraje idílico en el que es imposible no dejarse llevar por la paz que se respira y que hace fácil transportarse a los tiempos de Romeo y Julieta viendo los cisnes nadar en sus aguas. los fines de semana se realizan muchas actividades al aire libre y resulta un lugar ideal donde pasar el día con los niños.
Llegamos al teatro de ladrillo rojo, el Royal Shakespeare Theatre. Además de teatro es una de las sedes de la Compañía de teatro Shakespeare, una de las más importantes del mundo y que reúne a los mejores actores de teatro venidos de todos los rincones del mundo. El edificio fue diseñado por Elisabeth Scott en 1932 sustituyó al antiguo teatro que se quemó en 1926. Fue reinaugurado en 2010 tras una modernización que mantuvo muchos elementos Art Nouveau del edificio anterior. La parte de atrás del edificio conforma el teatro The Swan (El Cisne, aunque los locales lo llaman «el Pato sucio» porque no les gusta su aspecto), y conserva la decorada estructura victoriana que sobrevivió al incendio de 1926
Justo frente al teatro hay una hilera de casas tipo cottage del siglo XVIII y que representaban las residencias más humildes de la ciudad. El ladrillo rojo cubre hoy las estructuras viejas de madera y en la actualidad son casas envidiadas por su situación.
A lo largo del paseo tendremos la oportunidad de contemplar algunos edificios de piedra, ladrillo y estuco y de atravesar los jardines del teatro. Estos jardines datan de principios del siglo XVIII y aún conservan la Orangerie (arcada cubierta de cristal) original transformada eso sí en el centro para visitantes de Brass Rubbing.
Un poco más adelante el cementerio nos lleva a través de un sendero de árboles de lima a la Iglesia de la Santísima Trinidad cuyos cimientos son del siglo XIII y que es un ejemplo de los 3 estilos góticos ingleses: Primer Gótico Inglés, Gótico Decorado y Gótico perpendicular. En su interior está la tumba de Shakespeare.
Aquí acaba el paseo por la orilla del Avon. Podemos volver por la orilla opuesta ocupada por un gran parque para niños. Es total es un paseo muy corto, de apenas un par de kilómetros ida y vuelta pero que os permitirá disfrutar de una cara distinta de Stratford-Upon-Avon. Otro día, os llevaré por los edificios de la ciudad, pero hoy espero que os haya gustado el paseo.
Y tras este magnífico paseo me ha entrado hambre. No me resisto a estos deliciosos bundt cake marmoleado de chocolate y naranja. Ya sabéis que me encantan los bundt cakes y este es n placer para la vista y para el gusto. Y después de la caminata, nos los hemos ganado ¿no os parece?
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