Vamos con el post que la cosa va de mercados… y de cuchara. Ya sabéis que allí donde voy me encanta visitarlos. Pocos te desilusionan, siempre les encuentro algo interesante, pero otros resultan ser de los más actual y gratificante que podáis imaginar en el ámbito foodie. Eso es lo que le pasa al Chelsea Market de Nueva York.
El mercado se encuentra en la 9th Avenue con la calle 15, muy cerquita del río Hudson en el distrito Meatpacking, al suroeste de la ciudad, y se ha convertido en poco tiempo (solo hace 15 años que abrió), en uno de los mercados interiores más conocidos del mundo (recibe casi seis millones de visitantes al año, casi nada…)
La zona era una de las más deprimidas de la ciudad pero gracias a iniciativas como el Chelsea Market y el High Line (las antiguas vías del tren que ahora forman un paseo elevado impresionante), el barrio es ahora uno de los más fashion y trendy de la ciudad.
Se trata de un mercado ubicado en el interior del recinto donde antes estaba la Fábrica de Galletas (NaBisCo), en la que se inventaron y fabricaron durante mucho tiempo las galletas Oreo. La antigua fábrica de ladrillo rojo se ha convertido en un precioso edificio de oficinas (en cuyas plantas están empresas tan importantes como Google, EMI Music o NY1, la principal cadena de TV por cable de la Gran Manzana), y en las plantas más bajas está el mercado donde se pueden comprar todo tipo de cosas y donde os entrarán ganas de parar a comer, cenar o picotear algo dulce en alguna de sus pastelerías
Con más de treinta y cinco tiendas, puestos, y restaurantes, podréis encontrar productos tan variados como vino, café, frutos secos, queso y casi todos los productos gourmet que podáis imaginar. Os contaré una anécdota, aquí encontré tinta de calamar para poder dar color a una paella de arroz negro neoyorquina… y si no controláis el tiempo, podéis llegar por la mañana y que os den las tantas dando vueltas por los escaparates.
Hay una tienda de vinos que se llama Chelsea Market Wine Vault (la cava de vinos del Chelsea Market). Una local precioso donde encontrar mil tipos de vinos y todos los gadgets relacionados. Sitios donde tomar algo dulce como Fat Witch Bakery, una pastelería donde una brujita hará realidad vuestros dulces sueños, o como Amy’s Bread, una panadería tradicional americana donde tomar las más deliciosas tartas y panes de todo el oeste de Manhattan. Yo no me perdería una visita a The Nut Box, la tienda de frutos secos más grande que hayáis visto nunca y por supìuesto es obligatoria una parada en una de mis tiendas favoritas de Nueva York que se llama Anthropologie y donde podréis encontrar ropa, complementos, artículos de decoración súper bonitos y menaje del hogar para morirse.
También hay muchos sitios donde comer, cenar o tomar un tentempié. La variedad, como suele ser habitual en Nueva York, es para todos los gustos: sushi en Beyond Sushi, langosta en The Lobster Place, italiano como Buon Italia, carne en Dickson’s Farmstand, mexicano, creperías, incluso un restaurante de la marca de pasta fresca «Rana» donde te sirven la pasta que quieras con la salsa que desees… vamos que el no come definitivamente es porque realmente no tiene hambre.
En fin que querréis volver una y otra vez porque el sitio tiene mucho sabor y refleja el carácter y las costumbres de los neoyorquinos y que siempre está en mi lista de sitios que no te puedes perder.
Y con todo este ajetreo y tantas calorías perdidas ¿qué os parece si las reponemos con unas verdinas con almejas calentitas? Las probé en el restaurante Punk Bach, y esta es mi versión. ¡Qué os aproveche!