La verdad es que no soy muy dada a hablar de mi, pero esta vez me apetece. Hay gente que me comenta que he sido muy valiente al dar este cambio a mi vida. Pasar de un trabajo estable (13 años) en una gran compañía, teniendo ya una edad, y dejarlo todo para comenzar una nueva etapa en la que hacer todo el tiempo lo que más me gusta era algo que hasta ese momento me parecían historias para leer en revistas de moda pero que no estaban muy unidas a la realidad de todos los días, de una persona trabajadora por cuenta ajena como era yo.

Lo mejor es que no he seguido ningún camino marcado. Por primera vez en mi vida me he dejado llevar, sin metas prefijadas ni fechas señaladas, trabajando mucho y con mucha ilusión, pero sin seguir un objetivo definido. En esta nueva etapa, la vida simplemente ha fluído y yo me he ido acoplando a ella.

Hubo una vez en mi vida en la que el control era mi obsesión. Lo tenía que tener todo perfectamente organizado y planeado, mis ratos libres estaban perfectamente planificados y me hacía listas kilométricas con mil cosas que hacer cada día aparte por supuesto del trabajo y de mi familia. Eso me producía mucha frustación porque muchas veces no llegaba, y siempre me acostaba con la sensación de que me habían quedado muchas cosas por hacer

Pero como hemos oído mil veces, la vida es sabia, y la madurez te enseña a ver las cosas con otro perfil, con perspectiva, de modo que todo toma otro color, un sentido distinto. Y fue así como me di cuenta de que por más que me repiriera que me gustaba mi trabajo, por más que me permitiera llevar una vida cómoda en la que todo estaba dentro de mi zona de confort, la vida pasa.

Por supuesto que en esto el empujón de mi familia fue decisivo, pero pensar que lo bueno siempre está por venir es lo que realmente me llevó a esta nueva etapa, en la que lo mismo me da que mañana sea sábado o lunes, porque decidí que todos los días serían igual de felices. Decidí que nunca es tarde para darse una oportunidad, y que no todo tiene que estar planificado al milímetro para salir binen, que también disfruto mucho cuando voy de viaje y no se dónde voy a comer o a cenar, o qué vamos a hacer este fin de semana o el otro.

La vida es mucho más que una agenda repleta de citas. Es nuestra oportunidad para ser felices, para disfrutar de nosotros, de los momentos de soledad y de una buena compañía, de la seguridad pero también de las sorpresas que te trae la vida que son muchas.

Lo importante es que tomé la decisión y que hoy estoy aquí con todos vosotros con una gran sonrisa en la cara. Hay quien añora otros tiempos, quien desearía el elixir de la eterna juventud. Yo no. Yo soy ahora más feliz que nunca y estoy viviendo un momento muy dulce ¿El mejor? No. El mejor está siempre por venir. Recuérdalo y disfruta la vida porque nunca es tarde para cambiarla.