La primera vez que viajé a Nueva York Brooklyn no era ni sombra de lo que es hoy.

Convencí a Juanje de que fuéramos y tal cual llegamos nos dimos la vuelta. No era un barrio seguro y en la misma estación de metro la policía nos recomendó darnos la vuelta cuando nos vieron la pinta de turistas.

Desde entonces ha llovido mucho hemos vuelto 4 veces más a la ciudad de los rascacielos y hoy es mi barrio favorito. No diré que es más que Manhattan, pero casi.

Hay muchísimos sitios de copas, bares y restaurantes y unas tiendas ideales. Y todo por unas calles mucho menos transitadas que Manhattan y con mucho sabor a barrio. Mucha personalidad es lo que encontrarás en sus calles.

Así que con estas nos vamos a ir hoy de paseo por mis lugares favoritos de este barrio al otro lado del Hudson que es tan mágico y al que me iría a vivir mañana mismo.

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Una de las cosas más increíbles de este lado de río son las vistas. La visión de un Manhattan lleno de rascacielos se aprecia mucho más desde esta orilla.

Y para verlas bien hay dos sitios perfectos que aún no son demasiado conocidos por los turistas y en los que tomarse una copa es un lujazo.

El primero está más alejado, en la zona alta de Williamsburg y se trata del hotel William Vale. Lo mejor es que puedes ir a cualquier hora del día pero te recomiendo que lo hagas a media mañana, justo antes del aperitivo. Podrás tomarte un café, una cerveza con unas vistas que te quitarán el aliento y donde el personal es el siguiente escalón de la amabilidad.

Seguimos nuestro paseo y nos vamos al corazón de Williamsburg hacia Bedford Avenue. Aquí nos paramos en el 218 para entrar en Cyclical Industry, una tienda a la que voy cada vez que visito Brooklyn y de la que nunca soy capaz de salir sin algún capricho: pendientes muy pequeños, pulseras discretas y mucho mucho estilo a Nueva York.

Merece la pena dar una vuelta a este pequeño centro comercial en el que hay además una tienda en la que comprar viejos recuerdos de la visa cotidiana del siglo pasado, lápices antiguos, chapas, discos de vinilo de 45´, postales … Cosas bonitas sin más.

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Un poco más adelante en el 298 de Bedford Avenue tenemos que pararnos en Maison Premiére. Un lugar muy afrancesado con todo el encanto de lo auténtico. Muy Brooklyn me atrevería a decir. Podéis comer o cenar, o simplemente tomar algo en una mesa, pero me encanta la barra en la que tomar una copa de champagne y unas ostras (el tartar de Wagyu está riquísimo también) es una de mis tareas favortias cuando visito este maravilloso barrio.

En el 352 de Bedford Avenue tenemos The Rabitthole un sitio perfecto para tomar el brunch ¡durante todo el día todos los días! Aquí se hace realidad uno de mis sueños: desayunar a la hora de la comida o incluso a la hora de la cena. Tienen una carta increíble de ensaladas y huevos que puedes tomar benedictine (sublimes), revueltos o pochados sobre una tostada de aguacate, una hamburguesa muy sabrosa y unos pasteles con los que terminar de tocar el cielo. No te lo pierdas a cualquier hora del día y si es verano no te pierdas su patio interior.

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Continuamos el paseo por Bedford Avenue en dirección al puente de Brooklyn y atravesamos así Williamsburg y la parte donde viven una de las comunidades más importantes de judíos ortodoxos.

Es muy curioso hacerlo aunque hay que tener respeto porque no les gusta ser fotografiados. Mujeres y hombres vestidos como si el mundo se hubiera parado en los años 50, tirabuzones en las patillas de los hombres y niñas vestidas de largo. Algo curioso por lo que merece la pena el paseo largo por esta zona.

Y llegamos así a Dumbo, la zona de la ciudad con las vistas más bonitas que hayas visto de Manhattan. Esta zona además del famoso Jane’s Carrusel frente a los rascacielos, tiene un montón de bares, restaurantes y tiendas. Mi favorita West Elm. Una tienda de decoración y muebles donde picotear una y mil veces algún detalle para mis fotos.

Cerca de Dumbo está también Shake & Shack Sin duda una de mis hamburgueserías favoritas de Nueva York. El local no es el mejor pero es una muy buena opción si os pilla la hora de la comida o la cena por aquí cerca.

Por supuesto podéis comer en Cecconis Dumbo, uno de los mejores italianos de la ciudad con unas vistas espectaculares. Hay que reservar y el sitio es caro pero de sueño y también se puede tomar un aperitivo. El local es precioso y te sentirás un auténtico neoyorquino.

Pero sin duda el sitio que para mi se lleva la palma en esta zona de Brooklyn es el 1 hotel Brooklyn Bridge. este lugar es absolutamente mágico y aunque no me he quedado a dormir nunca, disfruto de este lugar como si lo hiciera. La entrada al hotel está por la parte de atrás del edificio, la que no mira a Manhattan pero en el momento que uno llega al bar-restaurante, pierde el aliento y contiene la respiración. En invierno es un autentico paraíso y ver nevar sobre Manhattan desde sus ventanas es una de las cosas más bonitas y mágicas que he visto en esta ciudad. En su Neighbors Cafe podrás tomar uno de sus coctails de firma con zumos de frutas naturales con o sin alcohol y picar algo mientras que disfrutas tranquilamente de las vistas. Arriba su Harriet’s Rooftop & Lounge es el mejor sitio para ver atardecer desde este lado del Hudson. Magia que te hace vibrar y que me recuerda porqué me gusta tanto viajar.

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