Preguntarse Qué ver en París puede resultar un poco absurdo teniendo en cuenta que es una ciudad llena de historia y cultura por todos lados. Hay varias plazas en el mundo que me llaman la atención por muchas cosas, pero por su grandiosidad, homogeneidad y encanto, de las que más me gustan es la Plaza de Vosgos, la más antigua y hermosa de Paris (Place des Vosgues), y para mi, parada obligada en cualquier visita a la ciudad de la luz.
La Plaza de Vosgos se encuentra a 5 minutos andando de las paradas de metro de Saint Paul, Bastille o Chemin Vert. Está entera cubierta de ladrillo rojo que recoge en sus paredes escenas increíbles de la historia de la ciudad. Se inauguró en 1.612 por la boda de Luis XIII con Ana de Habsburgo (aunque nunca vivieron allí). Rápidamente fue copiada como modelo en toda Europa., podréis comprobar que inspiran plazas de otras capitales. Debe su diseño a Baptiste du Cerceau, arquitecto francés que también diseñó el Pont Neuf, puente emblemático sobre el Sena y que supervisó las obras reales de su época.
Cuando visité la ciudad por primera vez, la plaza estaba encuadrada en el Barrio Judío, donde solo existían tiendas al por mayor, locales artesanos y muy muy poca vida comercial. Sin embargo en los últimos 20 años, el barrio donde se encuentra, Les Marais, ha sufrido una transformación que lo ha convertido en una de las zonas más cosmopolitas y actuales de la ciudad, pero eso será cuestión de otro post.
El nombre original de la plaza fue «El Palacio Real». En poco tiempo cobró prestigio y se convirtió, junto con los alrededores, en lugar exclusivo de residencia de personajes ilustres como el Cardenal Richelieu o Victor Hugo. Hoy en día varios museos han decidido situarse en esta plaza, como el Museo Picasso, el Museo Carnavalet o el Museo Cognacq-Jay y por supuesto la Casa de Victor Hugo.
La casa del escritor se encuentra en el número 6. Se trata de un apartamento organizado siguiendo las tres principales etapas que articularon la vida del escritor: su historia antes, durante y después del exilio. Los muebles y decoración son de la época y resulta más que curiosa su visita
Cuando uno entra en la plaza, se sobrecoge por la belleza, simetría y grandiosidad de la misma. Encerrada en un cuadrado prefecto de 140 mts por 140 mts., está rodeada por un conjunto de 36 pabellones de ladrillo rojo construidos de forma simétrica (los del rey y la reina fueron los primeros en construirse). En el centro de la plaza se encuentra un agradable jardín repleto de tilos, construido con posterioridad, decorado con fuentes y una gran estatua ecuestre de Luis XIII. No dejes de pasar un rato agradable en el parque, y si además, vas con niños, mucho mejor. En el perímetro de la plaza, bajo las plantas superiores, se encuentra una arcada donde podemos encontrar galerías de arte, preciosos cafés y delicadas tiendas.
También están ubicados en la plaza el impresionante Hotel «Le Pavillon de la Reine», con la fachada cubierta de yedra y de hermosas jardineras en las ventanas y el cercano Hotel «Place des Vosges», un hotel decorado con mobiliario original del siglo XVII pero con habitaciones totalmente renovadas y modernas con un aire muy, pero que muy francés
Para finalizar el día de paseo la Plaza de Vosgos, ¿que tal si nos damos un capricho parisino y nos cocinamos un buen pato? Ya sabéis de la reputación que Francia goza este manjar. Esta vez, decidí cocinarlo con pimienta rosa y brandy. El resultado, horneado, ya lo podéis ver, para chuparse los dedos.
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