«La humanidad se cansa pronto de todo, sobre todo de lo que más disfruta»

 

La mejor puesta de sol de la vieja Birmania. Bagán (Myanmar)

Hay lugares en el mundo que son mágicos para observar la salida y la puesta del sol, pero hasta saber de la vieja Bagán (Myanmar), desconocía lo maravilloso que podía resultar en un entorno tan único y diferente… y no creo que ésta la haya disfrutado el ex-presidente Clinton. El cochero se apresuraba a llegar a la pagoda a tiempo para que pudiéramos alcanzar la altura suficiente, encaramándonos a la terraza del templo, para que nos permitiese divisar adecuadamente el horizonte mientras caía el ocaso… decía que era de los mejores del mundo, y doy fe que sí. Al pie de la pagoda nos esperaba un ejército de vendedores ambulantes que eran capaces de comunicarse en casi cualquier idioma, y si no, al tan recurrido lenguaje de signos. Me asombró la habilidad que los más pequeños tienen para llamar la atención en un castellano cuasi perfecto, buscando algunos kyats a cambio de la venta de postales caducas de Myanmar. El medio de transporte más común en Bagán es el carro tirado por caballos, junto con motocicletas, y los viajeros hacen uso permanentemente del carro para sus desplazamientos por la llanura arqueológica, de ahí el cochero…

Bagán, cuyo nombre anterior era Pagán, es una antigua e histórica ciudad situada en el borde del río Ayeyarwady, en el centro del Estado de Myanmar, antigua Birmania (es llamativo la capacidad que tienen los birmanos para cambiar cíclicamente el nombre de sus principales destinos). Fue capital del reino de Burma, de ahí su magnífico legado, sólo su nombre evoca tiempos espirituales y culturales ancestrales, y de entre sus mejores activos destaca una interminable extensión de tierra, la llamada zona arqueológica, inundada por más de tres mil monumentos funerarios entre pagodas, templos y estupas. Las estupas contienen reliquias religiosas en edificios conmemorativos, siendo muy comunes en el tipo de arquitectura budista. Bagán es una ciudad pobre, como el resto de país, donde escasea el agua corriente canalizada y la electricidad. El acceso a Bagán para los occidentales es por avión, a través de su diminuto aeropuerto. Os contaré una anécdota, hay cuatro cuidades enlazadas en una línea circular que el avión realiza con una ruta cíclia: Yangón (la capital), Mandalay, Bagán y Hehó (para visitar el Lago Inle), subiéndote, bajándote, y sentándote delante o detrás, en función del tramo que realizas, ¡vamos! como el metro, permaneciendo el resto del pasaje en el avión.

Se construyeron más de diez mil templos en las afueras de la antigua ciudad entre los siglos XI al XIII cuando mantuvo la hegemonía económica sobre el resto del país. Más tarde decayó estrepitosamente hasta convertirse en nuestros días en un destino turístico cultural y espiritual de primer orden del régimen dictatorial. Su degradada riqueza arquitectónica es indiscutible, su patrimonio religiosos, la fusión de colores verdes, ocres y rojo de la llanura, el cielo y el ladrillo de los templos la convierten en un lugar místico demandado para los cazadores de atardeceres únicos. Se nota el pasado de riqueza, oro y opulencia de las primeras dinastías (llegó a ser visiata por Marco Polo) pero hoy es decadente, en cualquier esquina la población se arremolina alrededor del turista, conocedora del poder adquisitivo de los occidentales. Las costumbres y los métodos de trabajos siguen siendo manuales y muy arcaicos: la recolección, la destilación, el lacado, los medios de transporte, etc. Pudimos ver cómo obtenían a mano el aceite de palma que luego usan para la obtención de distintos productos, como azúcares, licores, etc.

De entre los dos mil monumentos que aún conserva, muchos en ruinas, destacan los templos de Ananda, Gwadawpalin y Thatbyinnyu, aunque lo que de verdad más sorprende es recorrer los alrededores del viejo Bagán para subir y bajar de las estupas y templos, visitando las ruinas y lugares de culto budista, y disfrutando con las vistas del paisaje que desde la altura de las pagodas ofrecen durante los amaneceres y atardeceres. Hay empresas que gestionan viajes en globo, sobrevolando las estupas y templos para obtener unas privilegiadas vistas elevadas de las ruinas, eso sí, después de pagar un dineral. Para más inri, hay que despertarse a las cuatro de la mañana y estar preparados, cámaras en mano, para poder fotografiar el amanecer en su máxima plenitud.

Lo que si es cierto es que cuando cae el sol, en el crepúsculo del atardecer, Bagán ofrece unas panorámicas que se catalogan en la lista de los mejores ocasos del mundo. Los matices de los colores dorados, ocres y anaranjados, junto con las sombras de los monumentos cubiertos por una suave neblina, proporcionan un espectáculo fascinante y único a la vista del viajero.

Otra forma más simpática de disfrutar de los paisajes del viejo Bagan es alquilando bicicletas en alguno de los hoteles, y realizando las rutas recomendadas por los guías locales, bien por el centro de la ciudad, bien por la llanura de pagodas y estupas o bien bordeando el río. De esta forma, se es más libre en horarios y se diseña uno sus propios recorridos, amén del ejercicio físico que se realiza, pero os aseguro que es muy divertido (tened en cuenta que allí no funciona el GPS del móvil) porque hay que guiarse por caminos entre hierbas y maleza como ocurría hace varios siglos. Una buena piscina en el hotel (suele hacer mucho calor) y un baño relajante lo arreglan todo al final del día.

Bagán (Myanmar)

Datos generales

  • Población: Entre 50.000 y 200.000 habitantes.
  • Localización de Bagán en Google Maps. En la zona central de Myanmar (antigua Birmania).
  • Mapas: Bagán
  • Distancias: 515 km. de Yangón (capital de Myanmar), al sur y a diez horas en autobús (nada recomendables). Está a una hora y media del Monte Popa, otro centro de interés turístico.
  • Clima: Seco. 30º de media, y sube a 35º de Febrero a Mayo
  • Huso horario: España + 4:30 horas
  • Accesos: Desde Yangón por el aeropuerto doméstico (no dispone de vuelos internacionales). Operan varias compañías los vuelos domésticos, entre ellas Air Bagán

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  • Alojamiento: The Tharabar Gate Hotel (de los mejores Hoteles del país, a las afueras del viejo Bagán, junto una de las antiguas puertas de la denominada zona arqueológica). Está compuesto por pequeñas villas esparcidas entre una naturaleza y vegetación asombrosa (¡cuidado con los bichos!). Es importante disfrutar de la piscina, y de internet (WIFI), durante las horas que es accesible. No os perdáis desayunar uno de los días en el jardín al amanecer, es una estampa maravillosa.
  • Restaurante: Sarabah (No tiene web, está junto al Hotel). Cocina birmana y asiática, está bien la comida y el servicio, algo turístico, pero en estos lugares más vale que sean sitios preparados para viajeros.
  • Lugares de Interés: La zona Arqueológica. Las pagodas del centro de la ciudad (Shwezingon, Templo Wetkyi y Htilominlo), el mercado de Nyanung Oo, las pagodas junto al río, y el Monte Popa (más distante, se precisa taxi concertado)
  • Gastronomía: Platos típicos asiáticos con arroz y fideos (noddles), Nada destacable, ya que en general tiene enfocada la cocina al turismo internacional con el toque asiático suave.

Referencias, fuentes y más aún

www.ancientbagan.com; www.bagan.es; Google Maps; Wikipedia; National Geographic

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